En la cotidianidad de los pueblos se habla de una manera muy informal, para darse a entender lo mejor posible unos con otros, a partir de este léxico tan popular surgieron unas frases que se hicieron muy “pegajosas” pues comenzaron a repetirse invariablemente, es decir, empleando las mismas palabras y guardando el mismo orden.
Pero no son frases cualesquiera, sino unas que reúnen ciertas características que hasta han ganado una clasificación en materia lingüística, se trata de los famosos refranes, esos dichos graciosos que escuchamos de vez en cuando para ejemplificar una situación o dirigirlos a alguien que vemos retratado en algunos de esos proverbios.
Ahora bien, nos preguntamos por qué resultan tan pegajosos? La respuesta está en una mezcla de elementos que ocasionaron el éxito de los mismos. En primer lugar, nacieron del mismo pueblo, por tanto, no son impuestos, a la gente le resulta natural. En segundo lugar, son cortos, no requieren de un amplio palabrerío para exponer lo que desean transmitir, están compuestos por las palabras justas y necesarias para contener una idea concreta.
Luego, nos encontramos con que usan herramientas como metáforas, símiles, cualquier comparación oportuna que ayuda con la comprensión de los mismos. A la mayoría no le falta el toque humorístico, esa pizca de picardía es uno de sus principales atractivos. Muchos también contemplan una especie de rima haciendo más fácil aprendérselos.
Si bien algunos no se entienden de una vez, cuando indagamos su significado quedan fijados en la memoria y cuando ocurre algo que se le asemeja, de inmediato saltan a la mente. Por último, pero no menos importante, es el mensaje que transmiten, el cual suele ser un consejo, una advertencia, incluso puede ser un regaño, pero que a fin de cuenta llama a la reflexión, esto significa que no se trata de frases vacías, todo lo contrario, resultan muy útiles si se saben aprovechar.
A continuación algunos de estos dichos graciosos con sus respectivos significados:
“Gato con guantes no caza ratones”, cuando uno se imagina a un gato con guantes tratando de atrapar un ratón, no puede venir sino una carcajada, pero realmente trae a colación a aquellas persona que no aplican el esfuerzo o las herramientas apropiadas para lograr un objetivo.
“A pares y nones perdí mis calzones”, un refrán que a simple vista luce gracioso, pero es una gran advertencia para la gente que apuesta mucho.
